Entradas

Extra extra: María Salchicha recibe correspondencia de un vampiro federal

Imagen
De cuclillas abrazándome las piernas. Las pupilas dilatadas. Espero en la medialuz de la puerta ese correo clandestino, probablemente indescifrable. Unas instrucciones. ¿Qué rejunte improbable y delirante es el que las escribe intoxicado por nicotina y fiebre? ¿Cómo saben de mí? En la hora azul, siento la espada en el esternón: tengo que vivir. Mañana mismo, a esta misma hora, convoco a una asamblea. Condenados y perdidos en estado de lucha. Tres siglos de extravío, buscando el mar con los oídos en carne viva. Tres siglos para tejer un puñado de ternuras, algunas sospechas cruzadas, una o dos treguas y un manto de soledad. Lo único que necesito son esas instrucciones. Cuando me llena el frío de la espada, empiezo a urdir un plan de venganza, pienso en la sangre burbujeando para calentarme los pies. Para cuando llegue el día, tendré un plan y una lista, hasta un orden de prioridades y una planilla de gastos. Pero el sol de la mañana me saca el apetito. Miro a los humanos con incredulida
Imagen
TREMENDA LA TAREA QUE TENEMOS POR DELANTE Me acuerdo cuando ganó Macri. El televisor mostró un porcentaje y me llegó un rayo de poder que me atravesó el corazón. Un rayo que venía directamente del televisor y me invitaba a entristecerme, a descreer de mis ideales, sentirlos fracasados, a resignarme... A reaccionar a contra eso, a melancolizarme. A decir: "ya nada vale". A decir: "perdí". Y hasta te diría un inconfesable impulso de ser macrista para sobrevivir. Y también me acuerdo que pensé: no todos van a poder resistir esto. Algunos se van a rendir, la resignación cocinará nuevos odios. Y me acuerdo de pensar: "yo puedo ser alguien que se acuerde: acá no terminó nada". En la Argentina hubo una dictadura de 7 años y un genocidio, pero también una historia de luchas secretas, de resistencia, de insurgencias afectivas, estéticas, éticas, micropolíticas, que fue necesaria para que se hagan cosas buenas que un día vencieron. Entonces, entristecerse puede ser.
Imagen
  TIERRA, TECHO Y TRABAJO Elegí unos enemigos y ya es bastante para una guerra: los chetos institucionalizados del arte y la cultura. Desde el pobre imbécil que se deja filmar en su institución predilecta para publicarlo en instagram con lamentable orgullo hasta los encumbrados curadores de festivales e institutos de patrocinio: esos sí que CASTA.  Miento: ellos me eligieron a mí, aunque apenas me conocen, me embanderan como su enemiga predilecta, la que está en un rincón silencioso de una fiesta, la que mira con ojos incrédulos su inmensa pelotudez, la que no se deja seducir por sus aires de Jockey Club accesorizados con un poco de pobreza chic -un collarcito inmundo que les hizo una amiga en un retiro al Delta Monsanto-. Y yo, que amo odiar, me entrego a ese odio correspondido que me embriaga y me pongo de pie para dispensarles un aplauso que me hace doler las manos. Dirán que es un delirio paranoico, que nadie me conoce y por eso nadie me odia. Creen que así me lastiman pero nombran

¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

Imagen
  ESCUCHÁ ESTO

CUIDADO, LOCA, QUIEREN PROGRAMARTE

Imagen
CUIDADO, LOCA, QUIEREN PROGRAMARTE Hay una nueva pandemia que azota la Ciudad Autónoma y que rápidamente se extiende a todos los rincones de esta república limonera. No es para nada silenciosa, es estridente y amiga de los algoritmos. Es como la fiebre amarilla, pero también es rosa. Pocos infectólogos la nombran, porque tienen miedo de que se les acuse de estar infectados de una soledad aplastante, pero prestá atención, amiga, porque es una pandemia que afecta principalmente a los trolos musculosos (aunque a veces también a twinks), a las tortas que le pagan a alguien para que les limpie la casa (pagan poco, pero no las juzgues, que las dejan usar la misma vajilla), a las travas que hablan inglés, a un puñado de varones trans con título universitario e incluso (CUIDADO) a las personas heterosexuales que se rodean de gentes cuir.  Si te suena el teléfono, si tenés abierto un formulario para aplicar al Fondo Nacional de la Recalcada Pelotudez, CERRÁ TODO: podés contagiarte. Es que te qu

POEMA AL PEQUEÑO IDIOTA INSTITUCIONAL

Imagen
  POEMA AL PEQUEÑO IDIOTA INSTITUCIONAL Pequeño idiota, dulce idiota, te cubres con cocargas para engalanar tu idiotez y siempre lo consigues, no tienes miedo de verte aplastado por su peso. Bien merecerías una apasionada conmiseración pero yo veo la belleza ridícula y fascinante que es tu verdadero peinado. Los entrados en años tienen ya qué hacer con tanta condena (cumplirla) pero los jovencícimos me inspiran la más tierna náusea: con alegría se ponen el traje del idiota reconocido (es decir, reconocible) y se hacen pintar así en la Gran Familia. ¡Vuela pequeño idiota institucional! Vuela hasta la cima de la montaña, donde espera un médico para tus dolores: el invierno. Tu ingenuidad es pasmosa pero quiero verte volar porque así lo has escrito en el libro de tus deseos.

MARÍA SALCHICHA SE NIEGA A SER PROGRAMADA

Imagen
MARÍA SALCHICHA SE NIEGA A SER PROGRAMADA Hace poco tuvo lugar, en la Ciudad Autónoma, el festival macrista de la Cultura llamado FIBA. No es que esta edición sea peor que el plan general en el que se inscribe, pero es una nueva oportunidad en la que podemos verificar la gran derrota del proyecto artístico de emancipación. ¿Qué les pasa a lxs artistas? ¿Ya nadie cree que el arte pueda significar una experiencia de lucha, de disenso, de crítica, de polémica real sobre formas de vida? Empecemos por el hecho de que el festival se enmarca en la campaña presidencial de Horacio Rodríguez Larreta y NADIE DICE NADA, tal vez porque son entusiastas activistas de su proyecto. Pero no es sólo eso: es la falta total de audacia y beligerancia a la hora de concebir una imaginación sensible alternativa en un contexto absolutamente institucionalizado. ¿Qué pasa con lxs artistas? ¿Ya nadie discute a viva voz el poder institucional sobre el arte? ¿Tan grande ha sido la derrota neoliberal que a nadie le i